Y, claro, ¿cómo les va a gustar la poesía de adolescentes si no se la metemos por los ojos (como en la entrada anterior) desde que no levantan dos palmos del suelo?
A mí, como muy pronto, me llegan con unos doce años. No es mal momento.
Cotilleando, cotilleando en slideshare (uno de mis últimos descubrimientos), he encontrado una presentación que podría ponerles a los pequeñajos.
Se me ocurre que después, con unas pautas muy, muy, muy pero que muy claritas podría ponerles a hacer acrósticos y caligramas.
Ahí os dejo la presentación.
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